Bitácora de un confinamiento. Hemos llegado al sexto día de confinamiento con nubes grises sobre el horizonte y un viento que dispersa las ligeras canicas del epicentro de nuestro universo. Diminutas esferas que salen disparadas de nuestras manos inquietas y un tanto aburridas de esperar que se levante la cuarentena establecida por el #coronavirus. Y, con el viento llegan recuerdos de mis primeros años, en los que los niños éramos los amos y señores de las calles. Ésos niños que aprendimos a conquistar las plazas de una forma pacífica con nuestras risas y juegos. Años en los teñíamos de lodo y mugre nuestras frágiles manos, sin pensar en la vida o en la muerte. ¿Quién iba pensar en la muerte mientras disputábamos una partida de canicas? Los cielos grises de marzo son testigos que con mis nuevos compañ Nuestro juego eros de juegos, resistimos un duro aislamiento tirando por la azotea de casa nuestras risas, alegrías, y sueños. El viento acaba con nuestro juego, las cani
